Desarrollo Sostenible... ¿una utopía?




   La necesidad de integrar los conceptos de "desarrollo" y "medio ambiente" no es nueva. Ya en la década 70s, a raíz de la Conferencia de Estocolmo de 1972, comenzaron a oirse voces de expertos que advertían sobre la imposibilidad de seguir creciendo o seguir planificando en función de datos aislados de la realidad y con ausencia de criterios ecológicos. Se planteaba la necesidad de prever el impacto de nuestras acciones sobre los sistemas naturales y sociales en su conjunto, para así armonizar los proyectos económicos con las exigencias ecológicas. Todo ello a través de políticas que, considerando las interdependencias entre lo global, lo nacional y lo local, respetasen especialmente las formas de vida de las comunidades afectadas.


   El desarrollo así entendido se denominó "ECODESARROLLO". Este concepto fue objeto de creciente interés en los años siguientes a la Conferencia de Estocolmo. Se basa en la idea de que el proceso de desarrollo en los planos regional y local debe ser congruente con los potenciales específicos de cada región, prestándose atención al uso adecuado y racional de los recursos naturales, así como a los estilos tecnológicos y formas de organización que respeten los sistemas naturales y las modalidades socioculturales locales. 


   Años más tarde, en 1987, el Informe de Brundland acuña el término "DESARROLLO SOSTENIBLE", definiéndose como "el que satisface las necesidades de la generación presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades". Entienden los expertos que el concepto de desarrollo sostenible proporciona la estructura para integrar las políticas del medio ambiente y las estrategias del desarrollo, habiéndose utilizado el término "desarrollo" en su acepción más amplia. Esta palabra a menudo se utiliza para referirse a los procesos de cambio económico y social en el Tercer Mundo. Pero la integración del "medio ambiente y desarrollo" es necesario en todos los países, ricos y pobres!


   Considera, asimismo este informe, que el desarrollo sostenible plantea la satisfacción de las necesidades básicas de TODOS y extiende a TODOS la oportunidad de satisfacer sus aspiraciones a una vida mejor. Y, para sus autores, es claro que el desarrollo sostenible requiere el crecimiento económico de los lugares donde no se satisfacen estas necesidades. Aunque advierten que el crecimiento no es suficiente en sí mismo y que los altos niveles de productividad pueden coexistir con pobreza general y poner en peligro el medio ambiente.






Pero... ¿Sabemos qué es y qué no es sostenible?

   La idea de un modelo de desarrollo que pueda resultar sostenible ha ido evolucionando desde entonces y admite múltiples interpretaciones. En el contexto de los planteamientos éticos, el desarrollo sostenible debe referirse, desde un enfoque antropocéntrico (el ser humano como centro del planeta), a la necesidad de utilizar los recursos en el presente de modo que el planeta pueda satisfacer, en su día, las necesidades de las generaciones futuras. Desde el punto de vista biocéntrico (La Naturaleza como centro del planeta), significa, a la vez, que se respete el equilibrio de los sistemas que albergan vida, considerando las tasas de renovación de los recursos; la capacidad de carga de los ecosistemas, los umbrales de absorción de los sumideros, etc.


   Planteado así, de modo general, como un marco de intenciones, el desarrollo sostenible no es, por el momento, más que el inicio de un camino. Porque lo cierto es que no hay todavía un modelo acabado, de tal forma que hablar hoy de "sustentabilidad" significa situarse en una posición de búsqueda, de tanteo, interpretando el desarrollo sostenible como un proceso en el que lo importante es saber si conseguimos cambiar el sentido de nuestras acciones económicas, es decir, avanzar hacia una verdadera recuperación de la trama ecológica y social dentro de un contexto de equilibrio y equidad.


   Si definir el desarrollo sostenible resulta difícil, si es posible comenzar a identificar lo que "no es sostenible". Formularnos las preguntas ¿Qué mundo tenemos? y ¿Qué mundo nos gustaría tener?, no en términos ideales, sino confrontando la realidad con las alternativas viables que nos podrían conducir a una situación más equilibrada desde el punto de vista ético, ecológico y económico-social.


 Asi que, al parecer, existe un consenso universal sobre la necesidad de definir una teoría y alcanzar una práctica al respecto, que vayan iluminando caminos para un cambio en los planteamientos que rigen la gestión y uso de los recursos. Es más, existe un cierto consenso sobre el concepto de desarrollo sostenible, pero lo que hay a la vez, son ENORMES DISCREPANCIAS sobre su significado profundo.


   ¿Qué opinas al respecto? ¿Qué camino se debe plantear para un desarrollo sostenible transversal? Déjanos tu opinión al respecto! Te esperamos!




Fuente Información: Material académico "Magíster en Educación Ambiental", Universidad de Playa Ancha de Ciencias de la Educación. 




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